A la otra orilla del río Vístula me he encontrado con una Varsovia que no es la que suele aparecer en las guías de viaje.
El centro histórico de Varsovia es precioso, se ha reconstruido de tal manera que no queda en él ni una pista que haga pensar que tras la II Guerra Mundial la ciudad quedó prácticamente destruida.
Los polacos hicieron resurgir la nueva Varsovia desde sus escombros para hacerla volver al pasado pero de una manera mejorada. Esto salta a la vista y fue reconocido internacionalmente siendo nombrada patrimonio de la humanidad.
Pero del otro lado del río encontramos una realidad distinta, una parte de la ciudad que no fue destruida durante la II Guerra Mundial y en la que la historia está aún muy viva. El ejercito nazi destruyó todo excepto esa zona ya que en ella se encontraba el ejercito comunista. Los polacos, que poco tienen que agradecer a los comunistas, al menos sí reconocen que eso les sirvió para que Praga no fuera destruido igual que el resto de la ciudad.
En las calles de Praga se confunden los viejos edificios de ladrillo anteriores a la guerra, descuidados y que parece que están exactamente igual que hace cien años, con edificaciones cada vez más modernas.
Ahora es la zona hipster de la ciudad, a la que se están mudando jóvenes y artistas, y que la están transformando en lo que probablemente dentro de poco será otra Varsovia más de las que ha borrado cualquier huella del pasado.
Ese pasado es el que buscó Roman Polanski al elegir Praga como escenario para su película El Pianista. Y eso es precisamente lo que creo que hace que cuando entras en esos edificios, que aún conservan sus escaleras de madera, sus paredes desconchadas y sus patios descuidados, sientas que se te eriza la piel al pensar en los horrores de la guerra que esos ladrillos han presenciado, y que otros que son solo escombros fueron aún peores.
Entiendo que las visitas turísticas se centren en lo bonito, pero creo que lo auténtico también tiene que tener cabida. Por eso no voy a decirte qué sitios turísticos puedes ver en Praga ni cuáles son los mejores lugares en los que comer, solo te voy a recomendar que pasees por sus calles con la vista en alto buscando el pasado que oculta Varsovia, que entres en esos edificios si encuentras una puerta entornada y que dejes abierta la mente y el corazón para ver qué te hacen sentir.
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