Cuando pensamos en Copenhague lo primero que se nos viene a la mente son casitas de colores estrechitas junto a un puerto. Ese es justamente Nyhavn, el canal más famoso y con más vida de la ciudad.
Nyhavn fue el principal puerto de llegada a la ciudad desde el mar, y como tal, era lugar de pescadores y marineros. Lo que ahora son pintorescas casitas de colores, en esa época eran tabernas y prostíbulos.
Con el paso de los años, los barcos dejaron de llegar porque eran demasiado grandes para el canal, y la zona quedó prácticamente abandonada hasta los años 60 en la que decidieron revitalizarla y convertirla en un puerto museo en la que los barcos de madera quedaron atracados allí para siempre. Barcos de contrabando, goletas, barcazas… los hay para todos los gustos y parecen haber sobrevivido al paso del tiempo intactos, están impecables, y no se nota que fueron construidos a principios del siglo XX.
Nyhavn, centro social de Copenhague
Los daneses aprovechan las horas de sol como nadie, por ello en verano los restaurantes sacan sus terrazas en las que es difícil encontrar un hueco. Los que no lo hacen, o no quieren pagar los altos precios de tomarse una bebida en un sitio tan emblemático, se llevan sus propias botellas y se sientan a la orilla a disfrutar de la vista a un módico precio.
Pasear por Nyhavn al atardecer es toda una experiencia, y es definitivamente mi rincón y momento favorito en Copenhague. La luz anaranjada ilumina las fachadas dándoles un aire mágico que se refleja en el agua del canal; el ambiente relajado de los habitantes de la ciudad aparcando su bicicleta y acabando su día junto a sus amigos y mezclándose con los turistas que los observan, es una experiencia digna de vivir.
Me pregunto cómo será en invierno esta zona, si tendrá tanta vida o será una zona de la ciudad más estacional. Yo la visité en verano, pero espero poder responder a esa pregunta y regresar para descubrir cómo es Copenhague en invierno.
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